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Es tiempo de silencio y escucha activa
En este tiempo inimaginable que nos ha tocado vivir son muchas las palabras que han pasado a formar parte de nuestras conversaciones o de nuestras escuchas, entre ellas RESILIENCIA: la capacidad del ser humano para sobreponerse a situaciones límite.
A ser resilientes ayuda y mucho el silencio.
Una Pascua Herida
Cuando en estos días contemplamos los textos de las apariciones de Jesús Resucitado, podemos caer en la cuenta de que no todo fue tan sencillo como parece a primera vista.
La Vida no se impuso de inmediato en medio del dolor, ni el gozo se abrió camino rápido entre tantos corazones atenazados por la tristeza, ni la esperanza brotó de repente entre las espinas del miedo y el sinsentido.
Aunque el Evangelio parezca que nos lo ahorre, la Pascua fue un proceso, un proceso de sanación de heridas, de recuperación de ideales, de reparación de sueños. Y fue un proceso lento, porque las heridas profundas se curan lentamente, como acariciándolas, cuidándolas y protegiéndolas de otras posibles agresiones. Creo que, esta Pascua, es particularmente una Pascua herida, y que por ello precisa de procesos lentos de sanación, internos y externos. Esta Pascua nos llega, como dice la canción, con tres heridas bien concretas: la del amor, la de la muerte y la de la vida.
La herida del amor
Estamos siendo testigos de un despliegue de amor y humanidad que no podemos dejar que ensombrezcan unas cuantas voces o gestos disonantes. Podemos elegir hacia dónde enfocar la mirada y yo lo tengo muy claro: el Amor gana.
El amor que se reinventa en las familias cada día de confinamiento;el amor que se arriesga a dar la vida en primera línea en los hospitales y residencias; el amor que aplaude con corazón y con verdad desde los balcones; el amor que renuncia a contagiar aun a costa de vivir solo, sin el abrazo de los tuyos; el amor que crea belleza para que otros disfruten y sueñen; el amor que celebra las pequeñas victorias; el amor que acompaña soledades y hace llegar la ternura donde de otro modo no llega; el amor que llora y se une al dolor de quienes pierden la batalla; el amor que se resigna a permanecer porque no puede hacer nada más; el amor que eleva una oración por los suyos y por todos; el amor de la generosidad para mejorar las cosas y de los detalles pequeños en la vida cotidiana; el amor que busca formas de ayudar e investiga soluciones en el silencio de los laboratorios; el amor que reconoce el esfuerzo y el trabajo de quienes siguen haciendo que la sociedad funcione; el amor que se conmueve hasta las lágrimas…
Hna. Mª Eugenia González García
La partida hacia la casa del Padre de H. Mª Eugenia González García, el 8 de abril, Miércoles Santo, nos ha dejado el corazón dolorido y encogido.
Ella fue “ungida” tempranamente, al rayar el alba, para presentarse ante el Altísimo y comenzar a vivir una vida nueva.
Ante tantas preguntas que surgen cuando la vida nos golpea, escuchamos las palabras de Jesús a Pedro en el lavatorio de los pies: “Lo que yo hago no lo entiendes ahora, lo comprenderás más tarde” (Jn.13,7) . Y con ellas en el corazón nos quedamos. Mientras vivimos ese proceso de asimilar con fe los caminos del Señor, la ausencia de nuestra hermana ha hecho aflorar, como en espléndida primavera, los dones con los que Dios Trinidad la adornó. Y ha brotado en nosotras y en mucha gente el agradecimiento.
Semana Santa 2020
Este tiempo de preparación para la celebración del gran Misterio del Amor y la Esperanza lo estamos viviendo en un contexto de sufrimiento y muerte. Son muchas las Horas amargas en la UCI, el "Huerto de los Olivos" actual. Son muchos los Viacrucis en todo el mundo, con los nuevos cirineos: los policías, los bomberos, los repartidores... con las verónicas: los médicos, enfermeras, auxiliares; con las mujeres de Jerusalén: toda la humanidad que contempla cómo sufren sus hermanos; con la madre dolorosa: todas las madres, todos los familiares que no pueden acompañar a sus seres queridos en estos últimos momentos de vida o de enfermedad.
Solidaridad en tiempos del COVID-19
En estos tiempos de incertidumbre, sufrimiento, enfermedad, muerte, crisis...
En estos tiempos de quedarse en casa como muestra de de generosidad y deresponsabilidad hacia uno mismo y hacia los demás, se descubren gestos de solidaridad.
Son muchos los ciudadanos que se asoman al balcón puntualmente a las 20:00h para rendir homenaje y agradecer la dedicación de todos los sanitarios que luchan por combatir esta pandemia que lo invade todo tan sigilosamente, pero que es capaz de sumergirnos en un caos auténtico.
Son muchos los ciudadanos, anónimos y no tanto, que donan material médico, ofrecen su ayuda para ir a comprar... En estos tiempos difíciles se desarrolla la creatividad.