Los voluntarios acogen la llamada a que el sueño de la solidaridad se realice en pequeños o grandes proyectos.
Los voluntarios colaboran, desde su libertad y generosidad, en alguna tarea de modo responsable y no remunerado.
Los voluntarios reciben a cambio el gozo de experimentar que “hay más alegría en dar que en recibir” (Hch 20,25)