Eladio Mozas Santamera, 18 de febrero de 1837
HH.Josefinas de la Santísima Trinidad, 18 de febrero de 1886
Recordamos a un hombre bueno, a un hombre de Dios. De profunda experiencia religiosa, que se empeñaba en comunicarla a todos los que se acercaban a él. Por eso quiere abarcarlo todo: misiones, catequesis, enseñanza en el seminario, director de almas, apóstol de la juventud, amigo de los pobres y amigo de estarse largos ratos en oración. Era director de la escuela Dominical, de las teresianas, de las camareras de Jesús Sacramentado; tenía mucha gente de confesión y dirección de la ciudad y fuera de ella. Tenía cátedras y coro; era sinodal, formaba tribunal para ordenados y colegiales.
Pero sobre todo era un hombre de oración, carisma que transmitió a las HH. Josefinas Trinitarias que fundó.
Quiso que las religiosas viviésemos a Dios como “bondad suma y gozo inefable. Es Dios verdad de todas las verdades, bien de todos los bienes, belleza de todas las bellezas.
Es Dios poder sumo, sabiduría increada, acto de amor perfectísimo. Es Dios principio, centro y fin de todas las gracias, virtudes, dones, frutos y bienaventuranza”.
“Es toda mi vida y toda mi alegría y toda mi paz, y toda mi fortaleza, y mi único consuelo, y el único todo de mi todo”.