¡Qué bonita manera de quedarse Jesús entre nosotros! Sabe que no puede dejarnos solos, porque el miedo se apodera de nosotros y nos paraliza. Por eso, sus primeras palabras, cuando los discípulos están encerrados, son: «Paz a vosotros». No tengáis miedo, porque donde está el espíritu hay vida, y la vida siempre se comunica y se expande.
Al verlo, los discípulos se llenan de alegría. Y les envía a la misión, volviéndoles a desear la paz. Una paz que nos es solo ausencia de guerra, sino que es armonía, es caridad, es misericordia, es igualdad, es felicidad, es unidad.
El Espíritu nos renueva y nos llena de vida y nos quita el miedo y nos hace testigos. Porque únicamente con Él y junto a Él, con su fuerza podemos emprender la misión y llevarla a término.
Que nunca nos cansemos de hacer el bien, de ofrecer el perdón y de llevar el amor de Dios a todos los rincones de la tierra.
Hna. Conchi Castro, JST