Comentario del Evangelio
Contacto
“Es difícil hacer a un hombre miserable mientras sienta que es digno de sí mismo.”
Abrahán Lincoln.
Comienzo con esta frase porque me parece sintetiza el tema. Al hablar del “empobrecido”, nos ubicamos ante alguien que llegó a la pobreza por el resultado de acciones conscientes o de falta de acciones generadas por los mecanismos sociales y las estructuras de poder que favorecen a unos pocos. Por lo tanto el “empobrecido es aquel que genera el sistema; no carece sólo de lo material sino que su pobreza es multifacética, llegando a abarcar todas las dimensiones de su persona. Son los más expuestos a la violencia, a la delincuencia, a las catástrofes naturales; además de carecer de las necesidades básicas, se le niega la seguridad, la salud, la vida, muchos no tienen la posibilidad de elegir. Y ante esto se puede hablar de dignidad, creo que no sólo se puede, sino que es obligado.
Volvemos los ojos a la esencia de la persona, a su naturaleza, a su dignidad que se fundamenta en el hecho de ser, de existir, por lo tanto “es difícil hacerlo miserable, mientras sienta que es digno”. P. Eladio nos llama a despertar en todos los hombres la conciencia de su origen, hijos de Dios amados, y que puedan asumir libremente una tarea en la vida para que vivan en plenitud.
Por lo tanto, buscar la “Gloria de Dios” para p. Eladio va unido a transformación, a cambio y para lograrlo es preciso que el hombre viva dignamente su condición humana. Aquí radica nuestra tarea a la que somos invitados desde el Carisma Josefino Trinitario, poner al empobrecido de pie significa:
Reconocerle como igual a uno mismo.
Favorecer la promoción del desarrollo integral de su persona.
Trabajar para cambiar las estructuras que generan pobreza y excluyen, fomentando las posibilidades de educación, participación y desarrollo.
Vivir y practicar la solidaridad, la misericordia y la confianza, sin paternalismos sino desde su impulso y autonomía.
Hna. Diana Ruiz. JST
