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Gloria de Dios, DIGNIDAD DE LOS NIÑOS

Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién es el más importante en el reino de los cielos?» Él llamó a un niño, lo puso en medio…

Mt.18,1-5

Era impensable en aquella época que un niño fuera lo más importante. Jesús rompe nuevamente esquemas y lo pone en medio, ante la mirada sorprendida de aquellos para los que pasaban desapercibidos.

Sabemos que hay leyes que fundamentan el derecho de los niños, y aunque algunos disfrutan y gozan de una vida digna, aún hay millones que no participan de ella. Conocemos de ellos por las noticias que nos hablan de: niños que sufren,  que están solos, que están abandonados, aún en sus propias casas, etc. pero en su gran mayoría pasan desapercibidos a nuestros ojos.  Siguen siendo ellos, en nuestra época,  los invisibles. Así lo expresó un niño que conocí, vivía en calle: “somos los invisibles”, porque ni si quiera nos miran. Y es verdad, cuántas veces pasamos de largo ante quien, con una mirada inocente, busca la nuestra: una mirada que les devuelva su valor, porque ningún niño es capaz de sentirse digno o con dignidad sino se siente mirado por  aquellos que le rodean.

En mi experiencia de misión con niños y niñas que han vivido en la calle o que están en situación de riesgo (como son las niñas con quienes actualmente vivo), he podido descubrir que es sólo a través de la mirada atenta, que incluye toda nuestra capacidad de escucha y de amar, como se le puede dar a un niño o a una niña la esperanza de sentirse amados y tratados como las personas valiosas que son.

Como Josefinas de la Stma. Trinidad, buscamos hacer de nuestra misión un Nazaret, donde los más vulnerables son puestos “en medio” para que ser reconocidos como personas con dignidad.  Nuestro carisma nos invita a dar la Gloria a Dios y ésta sólo se consigue a través de la dignificación de todo ser humano, independientemente de la etapa de desarrollo en la que se encuentre.

Ojalá que cada uno de nosotros, desde la realidad que nos toca vivir, podamos brindar espacios que permitan a los más pequeños y vulnerables sentirse reconocidos, valorados, en una palabra: Amados.

Hna. Noraida Blanco. JST

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