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os envio - Marco 6- jst

Los cristianos nunca deberíamos caminar solos porque el mismo Jesús nos envía “de dos en dos”. Y hay una gran sabiduría en esto de acompañarnos. Para empezar, evitamos protagonismos que engorden nuestro ego, “los espíritus inmundos”. Para seguir, contamos con alguien que nos puede hacer de espejo y devolvernos el reflejo de lo que somos, de cómo actuamos, de nuestro proceso de seguimiento de Jesús y de nuestro hacer en la misión.  Y para terminar, la presencia del Señor se hace posible, porque “donde hay dos o más reunidos en su Nombre…”

De dos en dos, por tanto, y para el camino, solo un “bastón” y “sandalias”. Es decir, el  paso firme y seguro, porque quien nos envía lo hace sabiendo que no necesitamos nada más que la fe que sostiene nuestros pasos y nos impulsa a seguir avanzando fiados en el obrar del Espíritu en nosotros.  Así es posible “expulsar demonios y sanar enfermos”.

¿Con quién o con quiénes caminamos? ¿Nos dejamos acompañar? ¿En quién o en qué nos apoyamos? ¿Qué sostiene nuestros pasos en la misión? ¿Dejamos que el Espíritu obre en nosotros? 

Hna. Marta Beneyto, JST

Lectura del santo evangelio según san Marcos (6,7-13):

En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto.
Y añadió: «Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa.»
Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.

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