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Domingo 22 del Tiempo Ordinario – Habitados por el Dios de la Vida

Llevamos más de un año en el que lavarse las manos se ha convertido en un ritual: por dentro, por fuera, entre los dedos… al ritmo de Cumpleaños feliz, de Mamma mia o del Credo, según gustos. Y aunque el pueblo judío no entendía de higiene ni de pandemias, nosotros sí comprendemos la obsesión de fariseos y escribas. Ritos, normas, costumbres… nos han dado seguridad en estos tiempos de pandemia y en la vida en general. Sin embargo, corremos el riesgo de aferrarnos a ellas, quedarnos en lo superficial, en lo externo, y olvidarnos de su sentido profundo. De ahí la advertencia de Jesús.

Hace falta examinar y examinarse. Porque detrás del cumplimiento fiel de las normas puede estar el miedo a lo inesperado o a la novedosa irrupción de Dios en nuestras vidas; a tener que abandonar ese “siempre se ha hecho así” que, en el fondo, tanto nos gusta, y vernos sorprendidos por la exigencia de la escucha sincera de la Palabra de Dios que nos compromete a amar sin exclusividades.

El evangelio de hoy es una invitación a dejarse renovar, a revisar qué sale de dentro, a vivificar nuestra fe en el Dios de Jesús. Un Dios que no busca que “le honren con los labios”, con frases bonitas en redes sociales, sino que nos pongamos a la escucha atenta de su Palabra y dejarnos habitar por el Dios de la Vida, dejarnos transformar por su gracia y que nos lleva al encuentro con el que sufre. Seremos cristianos auténticos, verdaderos discípulos de Jesús, si nuestro corazón palpita y se conmueve frente al dolor ajeno y no se queda indiferente frente al pobre y desvalido.

Las tradiciones están bien si nos ayudan a abrir los ojos a la voluntad de Dios sobre mi proyecto de vida y responderle con gratitud por tanto don recibido; están bien si me ayudan a abrir los ojos a tantas necesidades de los hermanos que necesitan de mi amor y entrega; están bien si me ayudan a vivir desde una interioridad genuina y comprometida.

Comentario del Evangelio Marcos 7,1-8.14-15.21-23. 

Hna. Mª Isabel García, JST

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