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He venido a traer esperanza y amor. IV Domingo, ciclo C

cuarto domingo- josefinas trinitarias

“Ambicionad los carismas mayores…” San Pablo da en el clavo con la mentalidad actual. De algún modo se nos ha colado en nuestros “valores personales” la ambición de ser mejor… pero ¡ojo!, aquí está el mensaje del Evangelio, no se nos pide ser mejor de cualquier manera, sino desde las premisas del amor; del amor bien entendido, del amor que se hace entrega, servicio; del Amor que se hizo persona y nos mostró cuál es el camino de encuentro con Dios Trinidad-abrazo-Misericordia: Cristo.

Jesús nos recuerda en el Evangelio de hoy la segunda parte del episodio de su lectura del profeta Isaías y el anuncio a sus paisanos de que la Salvación se había cumplido en el Aquí y Ahora del pueblo. Pero claro, Jesús no daba el perfil del Mesías que los estereotipos judíos habían implantado durante siglos en la “esperanza” del pueblo.

Y aquí es donde entra la “ambición”. Si el domingo pasado contemplábamos el Reino de Dios que llega para todos y todos somos sanados de nuestras “dolencias”, este domingo los paisanos de Jesús ambicionan un reino mucho más grande y que no puede traer el hijo de un carpintero de un pueblo minúsculo de Galilea. ¡Qué reducido hacemos el mundo cuando lo miramos desde nuestros ojos y no desde los de Dios!

Jesús vuelve a insistir con la Buena Noticia: Dios es para todos, Dios está al lado de quienes le esperan, de quienes le acogen, de quienes confían en su Palabra y pueden ser las viudas de Sarepta, los leprosos, los que viven en la calle, los que han perdido la esperanza; los que se sienten abandonados, los que no tienen con qué alimentar a sus hijos, los que tienen de todo pero se sienten vacíos; tú, yo, tu vecina del tercero…

Nos resulta  difícil entender esta manera de actuar de Dios, se sale de nuestros parámetros humanos, ¡y menos mal! El texto de Corintios nos da una clave de lectura para entendernos y comprender la el aquí-ahora de la salvación:

Ahora vemos como en un espejo, confusamente; entonces veremos cara a cara. Mi conocer es ahora limitado; entonces conoceré como he sido conocido por Dios.
En una palabra, quedan estas tres: la fe, la esperanza y el amor. La más grande es el amor.

Por tanto, crezcamos cada día en la “ambición”, en el siempre más amor de Dios Trinidad por cada hombre y llevemos esta Buena Noticia a todos. 

JST

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