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Levantaos, alzad la cabeza – Domingo I de Adviento.

Alzad la cabeza-adviento - josefinas trinitarias

En distintos momentos de la historia han sucedido cataclismos, fenómenos de la naturaleza agresivos, acontecimientos meteorológicos, guerras o tsunamis destructivos que han atemorizado y transformado el espacio vital en el que se asentaban algunos pueblos.

El hombre ha sentido entonces, temor ante lo venidero, por incierto, oscuro, e incomprensible y por experimentar la limitación propia, ante fuerzas y poderes que le sobrepasan.

Nosotros, hombres y mujeres del siglo XXI ¿en qué situación nos encontramos? ¿Con miedo ante el futuro?. La pandemia nos ha descolocado, pero además con frecuencia las noticias nos informan de agujeros negros, cambio climático, explosión de estrellas, desaparición de especies animales y vegetales, del efecto invernadero, la contaminación etc…Es como si estuviéramos situados al borde de un precipicio.

En el evangelio de hoy, primer domingo de Adviento, Lucas nos coloca en un marco apocalíptico. El sol, la luna y las estrellas se muestran alteradas y amenazadoras y además se subraya “la angustia de las gentes”. La escenografía de hoy ha cambiado respecto al tiempo de Jesús, pero los sentimientos de temor y desamparo, no.

Sin embargo el núcleo central de este evangelio no es la catástrofe, ni el miedo, ni la destrucción. Es La Esperanza y La Alegría de La Liberación, de La Consumación Salvadora de todo lo creado en Cristo, El Señor, que como dice San Pablo “fortalece nuestros corazones” (Cfr. 1 Tes 3,13)

El texto contiene una imagen muy bella al tiempo que enérgica y alentadora: “levantaos, alzad la cabeza, se acerca vuestra liberación”, es decir, no estéis temerosos,  sacudiros el miedo, tenéis un futuro pletórico de gracia y de bienes. Es también una llamada al cambio, a trabajar en nuestro presente la esperanza en el futuro escatológico.

El Adviento es un tiempo sacramental. No nos prepara sólo para la Navidad, significa y realiza la esperanza que conforma toda la vida humana. Nos remite al fin de toda la historia y hasta ese momento el Adviento implica el trabajo y la vigilancia, el esfuerzo, la oración y la confianza con que esperamos el Reino de Dios.

Hna. Mª del Mar Cuesta, JST

 

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