En medio del adviento, viene Juan Bautista a despertarnos con su “Preparad”. Una pandemia interminable nos ha dejado aletargados e inactivos atacando de frente nuestra esperanza. Digamos que hemos perdido bastante capacidad de reacción. Pero Juan, en el evangelio de este Segundo domingo de Adviento, nos invita a la acción: “Preparad”.
Preparar el camino a Alguien que viene. Estamos seguros de que Jesús viene a este siglo nuestro, a esta tierra y realidad nuestra. Y viene asumiendo nuestra humanidad, nuestras fragilidades, depresiones, preguntas, miedos, deseos, vacíos, choques con la realidad, insatisfacciones, incertidumbres y falsas seguridades.
Preparar es anticipar algo. Gustar de la alegría, de la fiesta por anticipado. Es atesorar ilusión, encanto y gusto por la vida. En Adviento pasamos todos al estado de “buena esperanza”, porque la vida, Él que es la Vida, nos va a nacer de nuevo.
Alguien nos ayuda a despertarnos, a desperezarnos, a comprometernos, a poner al día nuestros valles, nuestros montes y colinas. Vamos a ver la salvación de Dios en medio de nuestra vida cotidiana. Prepararnos para saber ver su salvación que ya llega. Entrenar nuestra mirada para poder verlo en medio de nosotros es nuestra mayor alegría.
Hagamos sitio a Dios. Escuchemos la voz del Bautista en nuestros desiertos actuales. Que resuene su voz.
Vivimos en un mundo que va “por anticipado”. En el Black Friday compramos los juguetes de Reyes, con el frío de enero reservamos lugar para descansar en verano. ¿Por qué no vivir por anticipado el gran regalo de la Navidad durante las 4 semanas de adviento? Que la ilusión de que Él llega llene nuestras vidas de sentido.
Hna. Mª Jesús Garrido, JST